working out! -Cory-

A pesar de los constantes hiatus de la serie, el glee cast no podía considerar que aquello fuera un descanso, pues mientras que para el público, ellos se hallaban ausentes de la pantalla por varias semanas, los actores debían continuar trabajando día a día para poder avanzar lo más posible con los capítulos venideros.

Todos se encontraban convocados en los estudios, revisando libretos, ensayando escenas y trabajando en los números musicales. Era un arduo y extenuante trabajo que empezaba desde muy temprano en la mañana, por lo tanto, el hecho de que llegara el descanso era algo que se agradecía en verdad.

Chris estaba revisando su libreto, sentado en su silla y absorto en la lectura, apenas oía lo que ocurría a su alrededor. Sí, notaba que no muy lejos las risas de sus compañeros llenaban el ambiente, pero eso no lo sacaba de su concentración. Deseaba terminar de leer aquellas escenas venideras y a pesar del descanso, procuraba continuar con ello. Pero obviamente, las horas de trabajo constante comenzaban a pesarle, por lo que levantó la mirada de su libreto y se frotó suavemente la nuca, algo cansado. En eso vio a Cory, le saludó con una sonridsa y un leve movimiento de cabeza, ya que no deseaba moverla mucho a causa de aquella pequeña molestia muscular.

-Hola.- Le saludó, sonriente.- Pensaba ir a la cafetería por algo de comer, ¿me acompañas?- Le propuso de inmediato.

Los días de hiatus no eran precisamente geniales. Tenía tantas ganas como los que no trabajaban en la serie pero que eran fans como nosotros, de ver los nuevos capítulos ya terminado, con las canciones bien puestas, los retoques, todo. Y sin embargo, tenía que esperarme meses para ellos en los que, en lugar de irme de vacaciones a algún sitio bonito, me tenía que quedar en los estudios junto con el resto de mis compañeros a trabajar a contra reloj para ir más relajados en cuanto hubiéramos terminado unos capítulos más.

Estaba de pie, con la espalda apoyada en la pared y las piernas cruzadas hacia delante, y aunque se supone que debía de estar revisando mi guión, garabateaba una canción que, en secreto, estaba escribiendo yo solo. Pero me había quedado en la segunda estrofa. Entonces, cansado, cerré el cuaderno y apoyé la nuca en la pared, suspirando con los ojos cerrados. Cuando los abrí, giré la cara y mi mirada y la de Chris coincidieron. Le sonreí y le escuché.

—Claro, vamos —me coloqué de pie bien y guardé el cuaderno en el bolsillo, pues era de esos pequeños de bolsillo, esperándole para irnos.

-¡Genial!- Se puso de pie y se adelantó a donde Cory. Le miró guardarse con discresión algo en el bolsillo, y aunque la curiosidad afloró de repente en la cabeza del contratenor, prefirió no preguntar, por lo menos no por ahora, quizá más adelante pudiese hacer hincapié en ese detalle.


-Oh, Dios... esto sí que es cansado.- Murmuró Colfer, caminando junto a Cory con rumbo a la cafetería. El chico no dejaba de impresionarse por la altura de su hermano televisivo. Y hablando de sus alter egos de televisión... Colfer recordó algo que había notado en los últimos días y que esperaba tener oportunidad de preguntarle a Monteith en cuanto hubiese oportunidad.

-Así que...- Tanteó el terreno.- ¿Qué tal van tú y Lea?- Inquirió como sin interés, esperando que de aquella forma su amigo lo tomara con naturalidad y le contara lo que deseaba saber.

Chris y yo comenzamos a caminar hacia la cafetería. Yo tenía las manos metidas dentro de los bolsillos, y caminaba a paso normal, arrastrando ligeramente los pies del cansancio de vez en cuando. Cuando comentó lo cansado que era nuestro trabajo, le sonreí ligeramente dándole la razón de manera silenciosa y entonces hizo una pregunta un poco personal, pero no me molestó. Debía de tener más cuidado para que no se notaran tanto mis verdaderos sentimientos para con Lea.

—Pues... —le miré y decidí que era digno de confianza—. Van bien, supongo. Ya sabes, nos besamos mucho y tenemos que pasarnos media vida fingiendo ser pareja, cuando no lo somos, así que tenemos que llevarnos muy bien, el roce hace el cariño, ¿no? Supongo que es... que si... si tuviera que emparejarme con alguien del reparto, sería con Lea sin duda. Es alegre, guapísima, inteligente, muy trabajadora, divertida... en realidad es perfecta —me fui un poco por las ramas con cara embobada hasta que regresé a la realidad—. Pero eso no va a pasar —añadí con una sonrisa—. Sólo es alguien a quien quiero y admiro muchísimo, nada más. Si tuviéramos que ser pareja de cada persona de la que es nuestro personaje, nos estaríamos divorciando continuamente, puesto que en cada película hay besos nuevos.

Al parecer la pregunta de Colfer había tomado por sorpresa a Cory, y por un momento, el contratenor se sintió como un entrometido, arrepintiéndose de su impertinencia.

Pero Cory pareció considerarlo de confianza, porque pronto empezó a hablar. Chris le escuchaba atento y sonriendo. Wow! Se le notaba a leguas que estaba loco por Lea, después de todo, eran muchos halagos para una amiga y colega, era obvio que ahí había más de lo que Monteith se atrevía a decir. No pudo evitar reír un poco ante su comentario sobre el roce y el cariño, porque siendo así... ¿dónde lo dejaba a él eso con Darren?

-Bueno, no es que tengas que ser la pareja de todo aquel con el que haces una serie o película.- Dijo finalmente el chico.- Pero bueno... la verdad si me lo preguntas, ambos hacen una pareja muy linda y creo que ella también te aprecia mucho, tal vez deberías considerar el hecho de... no sé, salir con ella una vez o algo.-

Sonreí un poco encogiéndome de hombros mientras le escuchaba y, mientras nos acomodábamos en la cafetería, no pude evitar dejar llevar mi imaginación hasta un lugar donde sólo estábamos Lea y yo, casados, en una humilde casita hermosa en el campo, con grandes jardines y un gran y hermoso río con patos, viendo juntos correr a nuestros tres hijos pequeños. El mayor, moreno y con los ojos de su madre, probablemente se llamaría Finn, porque a nosotros nos gustaba ese nombre. El mediano, con el cabello revuelto como su padre y los ojos maternos, probablemente Thomas, y la pequeña Michele, con mis ojos y el cabello largo y ondulado como su madre.

Mis pensamientos me dejaron una bobalicona sonrisa y asintiera ante la propuesta de un café que me ofrecía el camarero sin apenas escucharle. Y justo entonces decidí que no podía seguir ocultándomelo para mí mismo, que tenía que dejar salir lo que sentía a alguien o iba a explotar.

—Amo a Lea Michele Safarti, Chris. La amo —solté de pronto y le miré dudoso—. Su sonrisa, sus sexis labios gruesos, sus ojos, su alegría, su todo...

Habían llegado a la cafetería del estudio y pronto se hicieron de un lugar. Chris buscó con la mirada a un mesero, pidiéndole les ayudara en cuanto lo localizó. Al voltear a ver a su amigo, este tenía una expresión que jamás había creído llegar a verle… al menos no en la vida diaria porque con Finn solía hacerlo muy a menudo. Los ojos soñadores, la sonrisa boba, la mirada perdida como si viera un mundo perfecto flotando en una nube sobre él.
Lo que Monteith dijo a continuación, si bien no lo tomaba por sorpresa, si lo dejaba perplejo, pues jamás se imaginó que llegaría a comentarlo de esa forma tan abierta. Colfer sonrió abiertamente.- ¡Me alegra que lo aceptes por fin!- Dijo contento, dándole unas palmadas en el hombro. El mesero, que se había marchado antes de la confesión, regresaba con la orden para los dos actores, colocándolas frente a ellos y retirándose de nuevo.- Es decir… es que es tan obvio Cor. Y dime, ¿piensas decírselo pronto?- Inquirió el chico para luego dar un sorbo a su bebida.